Un disco relajado y sobretodo, sexy. Sin temor a ser exuberante,
Kaputt se toma su tiempo para revelar sus cartas.
Este disco fue uno de los primeros discos del año en tener un reconocimiento de parte de los portales musicales. Yo, que no conocía ni por si acaso al proyecto paralelo del también New Pornographer Dan Bejar, no sabía con que me encontraría. Grande fue mi sorpresa al descubrir tras el escueto título de Kaputt, un disco cálido y ratos, melancólico, donde la voz nasal de Destroyer le imprime una sensación muy agradable a canciones llenas de buenos coros e instrumentos de bronce.
¿¡Instrumentos de bronce!? No piense en melodías estilo Fausto Papetti o Kenny G, que evocan inmediatamente esas típicas imágenes ochenteras de la pareja a contraluz del sol, cuyas siluetas negras destacan contra el naranjo furioso del atardecer (y para muchos, lo peor de una época, musicalmente hablando). Afortunadamente, Kaputt sólo se queda con lo segundo, pero más fino: sus colores son como los tonos del alba o los del crepúsculo, llegando por momentos a relucir como el oro.
Típica imagen de calendario ochentero