Hace unos meses comentábamos en nuestra trilogía de finales de temporada, una de las series revelación del 2010, Spartacus: Blood and Sand, que sorprendió con un cóctel de sangre y sexo incluso más explicito que True Blood pero con un guión que nos regaló uno de los finales de temporada más sólidos del año pasado. Sin embargo, la mala fortuna afectó al protagonista de la serie, Andy Whitfield, quien aún lucha contra un linfoma no Hodgkin (un cáncer a la sangre), lo que obligó a los productores a plantear una precuela de la serie y posteriormente a reemplazar a Andy para la segunda temporada con fecha de estreno enero 2012. De esta forma, Spartacus: Gods of the Arena parecía una especie de premio de consuelo para los fanáticos y un relleno para no perder la audiencia ganada por el canal de cable gringo, Starz. Pero, otra vez, Spartacus se robó estos meses con una historia que nos dejó con gusto a poco. Acá analizamos algunas de las claves que explican como esta nueva entrega de la franquicia puede ser superior a la serie original.
El fin del sueño de Batiatus... |
El punto de partida de esta breve historia es un spoiler tremendo para quienes no han visto la serie original, transportándonos desde los precisos últimos segundos de vida de Quintus Lentulus Batiatus quien desfallece junto a su menos moribunda esposa Lucretia hasta la arena donde su anterior gladiador estrella Gannicus empieza a conquistar la gloria. Y es que en vez de Spartacus, esta precuela merece llevar el nombre de uno de estos personajes, sus protagonistas absolutos.
Sabias palabras del gran Gannicus... |
Gannicus no puede ser un personaje más distinto a nuestro recordado Spartacus. Acepta su condición de esclavo sin contradicciones, disfruta la lucha como un juego y es un vividor que pasa la mitad del día borracho o teniendo sexo promiscuamente por ahí ene sos tiempos donde no existían las ETS. Y, a pesar de su estilo de vida, lentamente empieza a conquistar la gloria, accediendo a las locuras de Batiatus como pelear vendado en una pelea callejera o tener sexo con la mujer de su mejor amigo para complacer los deseos morbosos de los romanos. Pero, todo empieza a tambalear cuando se enamora de esta mujer, Melitta, quien es nada menos que la esposa de Oenamaeus, el hombre que logró sobrevivir a la pelea con Theokeles y que, a pesar de sus deseos de retornar a la arena, se termina convirtiendo en el Doctore del Ludus. Y la gracia de Gannicus es que logra caer bien y uno empatiza totalmente con su complicada situación, construyendo la expectación necesaria hacia la resolución de este conflicto, que uno intuye será trágica.
Crixus con pinta de Jesús. |
Por su parte, Batiatus es el mismo que conocimos durante Blood and Sand. Dispuesto a todo por ascender socialmente y ser más que un simple lanista, gasta una suma desmedida por adquirir un simple esclavo galo (un Crixus con pinta de Jesús) para ganar la venia de Tullius, el hombre más influyente de Capua. Pero cuando Tullius pone sus ojos sobre Gannicus y Batiatus se niega a acceder a la propuesta, este es golpeado, meado y humillado, dándonos a entender como aprendió los persuasivos métodos que ocupará en un futuro. Así desde la humillación inicial del primer capítulo, hará lo que sea con tal de obtener algun primus y de paso vengarse de Tullius y su perro faldero Vettius. Pero, la gran piedra en el zapato para Batiatus será el regreso de su padre ante la preocupación expresada por su entonces amigo el traicionero Solonius sobre su actuar.
Lluvia dorada sobre Batiatus |
El padre de Batiatus, Titus, viene a arrebatarle lo que ganó gracias a la prostitución de Gannicus. Es un viejo "a la antigua", que valora a los hombres de honor (odia a Gannicus), respeta a los más poderosos y no desea desafiarlos. Así, terminamos viendo como el rechazado esclavo Crixus logra volverse parte de la hermandad luchando en la arena y asesinando a la pareja de otro viejo conocido, Barca, lo que constituye el inicio de la relación de amistad y respeto, sin resentimientos, que vemos en la primera temporada. Titus desaprueba el estilo de vida de su hijo, rechaza a su esposa (la que considera una mala influencia y sin posición social) y como lleva el ludus de la familia pero aún así intenta corregirlo.
Lucretia y Gaia, las amiguis. |
Lucretia es aún la sombra de la maquiavélica Domina. Fiel a los deseos de su esposo lo apoya en su camino de ambición, y con la ayuda de su amiga Gaia va descubriendo lentamente lo perversa que puede llegar a ser. Explora su sexualidad, transforma el ludus en un prostíbulo a conveniencia de su esposo llevando a cabo una escandalosa orgía el cuarto capítulo que culmina en el asesinato de su apreciada amiga en manos de Tullius, convirtiéndose en la primera muerte escondida en el ludus, antecedente de lo ocurrido con Licinia.
La horrenda muerte de Gaia |
De ahi en adelante, vemos como deseosa de venganza y amenazada con ser expulsada de la vida de su esposo, se nos revela como una hábil estratega que ha envenenado lentamente a su suegro, culpando de su muerte a un vino regalado por Tullius. Pero, su plan no fue tan perfecto, ya que también resulta indirectamente culpable de su fiel Melitta, quien bebió del vino para entregarse a sus sentimientos por Gannicus, muriendo en los brazos del mejor amigo de su esposo. En conocimiento de esto, esconde esta verdad del Doctore, mostrando su aprecio por sus sirvientes (y consciente de las posibles repercusiones en el ludus). Un aprecio que muestra al tratar de guardar la castidad de Naevia ante el horrible destino de la esclava Diona, abusada y ejecutada en el último capítulo luego de su escape, sin que su Domina lo pudiera detener.
El último intento de Titus de detener a la nuera del año. |
Así, llegamos a un capítulo final de nombre engañoso (The Bitter End) donde Gannicus y Batiatus ajustan cuentas con el cruel Tullius por la muerte de sus seres queridos y le dan una muerte de antología, dejándolo moribundo entre los cimientos del nuevo estadio de Capua que el mismo construyó. Con ayuda de Solonius, persuaden a Vettius de ocultar el hecho y de cederles además todos los hombres de su ludus. De este modo, vemos el comienzo de la rivalidad con Solonius cuando este último aprovecha la oportunidad para adueñarse completamente de dichos esclavos, traicionando a Batiatus. Y en la mejor media hora final de la serie vemos un enfrentamiento a muerte entre los gladiadores de estos dos ex amigos y también entre los rencorosos hombres de Batiatus.
Mejor no contratar a Ashur de traductor XD |
Un circulo de fuego marca el destino de los gladiadores de esta temporada. Descubrimos por fin como el traicionero Ashur queda cojo gracias a que Crixus evita que este intente asesinar a Gannicus (él es SU rival), aunque Ashur escapó de un destino fatal eliminando a su amigo sirio que nunca pudo vengarse de la violación que se ganó gracias a Ashur (y tampoco del ojo que le sacó). Crixus tampoco logra su esperado duelo final contra Gannicus (previamente pudo vencerlo porque este se dejó ganar) y Gannicus se gana la gloria y una inesperada libertad en los minutos finales de este épico episodio. Así entendemos porque nunca antes fue mencionado en el ludus ( fue una inversión perdida para Batiatus) y nos deja expectantes de su regreso en la futura segunda temporada (porque obvio que va a volver o no?). Crixus se transforma así en el gladiador principal del ludus y secretamente en el amante de Lucretia, quien primero intenta sólo utilizarlo y volverlo un placer menos culpable cambiándole el look, pero como sabemos pero termina ultra obsesionada con el galo.
Y no se murió Gannicus contra todos los pronósticos... |
Así, Gods of the Arena, nos viene a demostrar que detrás de todos los excesos que nos atrajeron en un comienzo a ver la serie como un placer culpable, hay un guión sólido e inteligente, donde incluso sin el protagonista, se puede construir una historia independiente de la original, igual e incluso más atractiva. Todo también es gracias a las excelentes interpretaciones de John Hannah, de quien extrañaremos su inolvidable Batiatus, y de Lucy Lawless, la mente criminal responsable de la tragedia en esta precuela. Y, su ambigua muerte, se traducirá en un más que merecido regreso para la segunda temporada, donde probablemente el secreto que alguna vez le guardó a Melitta será un factor clave para desatar el drama entre Oenomaeus y Gannicus, un personaje que se ganó nuestro aprecio.
"Esta arena fue tu vida, súmate a sus cimientos" |
Una segunda temporada donde además nos espera el regreso de nuestros villanos favoritos, Ashur e Illythia (ojo, que Vettius NO estaría volviendo), y también veremos si funcionan los reemplazos de Spartacus y Naevia, quien también abandonó la serie pero por motivos laborales (imposible de entender como alguien renuncia a Spartacus pero en fin...). Gods of the Arena nos dejó con gusto a poco, con su propuesta a la inglesa acotada a 6 episodios pero mucho más redonda de la irregular primera temporada que fue de menos a más. Si los guionistas siguen este camino para Spartacus: Vengeance, estaremos ante un fenómeno imperdible. Lástima que haya que esperar hasta el 2012 para comprobarlo.
Y bueno, incluso con look nuevo, Crixus sigue siendo mal actor XD |
Me ha encantado este resumen, fantástico trabajo que nos recuerda esta precuela, del origen de los lugartenientes que luego Spartacus tendrá en la revolución. Aunque hay que reconocer que a personajes como Spartacus, Glaber o Ilithyia se hechan de menos.
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