Desde hace unos años, el verano dejó de ser un espacio muerto en TV y los canales se atrevieron a mantener sus teleseries y a innovar con programas como los realitys. Sin embargo, este año debe ser uno de los más aburridos en el prime veraniego. Las mentes creativas de Canal 13, en vez de invertir en uno de esos realitys que en general les resultan bien, se les ocurrió hacer ese bodrio llamado El hormiguero. Seguramente por años seguirán recordándoles a Sergio Lagos y Tonka, la vergüenza ajena que daba ver ese programa (como olvidar esa terrible entrevista a Pamela Anderson). Así que para estas vacaciones tuve que conformarme con lo que hicieron los otros canales y con el juguete de moda: las teleseries nocturnas. Y como ninguna de las 2 es muy buena, termine viendo ambas.
Conde Vrolok no es de los más lúcido que hemos visto de Pablo Illanes y definitivamente lo suyo no son las nóvelas de época, ni menos de vampiros. Hay un esfuerzo excesivo por parecer vanguardista y creativo (parece que Pablo Illanes quiso hacer una versión chilensis de True Blood), pero ninguno de los personajes resulta querible y los vuelcos de la trama terminan por ser burdos y ridículos. Por ejemplo, dentro de lo (poco) que pasó esta semana (dan menos de 20 minutos de novela, un verdadero insulto al espectador), el desabrido personaje de Francisca Lewin está embarazada del Conde Vrolok y le dan antojos por tomar sangre. Como si esta historia no fuera suficientemente extraña, el miércoles repentinamente le apareció una panza de embarazada a esta niña y recién en ese momento se extrañó de lo que estaba pasando. Por si fuera poco, la mitad del elenco, hasta la monja, son vampiros. ¿Qué pretenden con esta historia? Esta novela terminará en mayo así que junten miedo para que creativa resolución tendrá este asunto. Pensar que las primeras nocturnas duraban 3 meses…
Mujeres de Lujo tampoco es una obra de arte pero tiene varios méritos. Debe ser la primera novela de CHV que no ha guateado después de la primera semana y se ha mantenido relativamente entretenida. El nivel de producción también ha avanzado bastante y la dirección es bastante efectiva y a ratos intenta ser más parecida a una serie que a una novela. Sin embargo, a ratos parece que uno está viendo un capítulo de Infieles pero con más trama, una de novela venezolana para ser más preciso. Las historias secundarias sobran, ninguna ha cobrado protagonismo hasta ahora y tampoco hay grandes actuaciones que las avalen. La trama principal roza lo inverosímil. La heroína Esmeralda es tan pero tan sufrida que hasta le colocan una canción de Myriam Hernández de fondo. Su historia es tan cliché, que esta semana terminó encerrada en el manicomio. Pero, mientras ese villano mafioso gay interpretado por Hector Noguera es ultra sobreactuado, Ignacia Allamand en su versión libre de La Quintrala lo ha hecho bastante bien y hace que valga la pena ver la novela. Esta semana, su marido, el ex gay de Elisa, la encontró en la cama con su amante, el ex Pelado Errázuriz. Además descubrió que su amiga Magdalena era prostituta y la hizo tener sexo delante de ella. Y todo parece indicar que su locura continuará en ascenso después de que se hizo una alianza con el malo de Noguera. Y eso no es todo, ya que la historia principal llegó a su clímax cuando el jueves el fiscal descubrió la verdadera identidad de su hijo, que fue secuestrado al momento de nacer (léase con acento venezolano jaja).
Lo más probable es que no vuelva a ver ninguna de las novelas después de las vacaciones pero si quisiera seguir perdiendo el tiempo con alguna claramente las Mujeres de Lujo parecen tener harto más futuro que Francisca Lewin con su hijo vampiro.
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