Si me dijeran que Cass McCombs es un nativo de la soleada California, tierra que ha inspirado temas desde la hermosa California Dreamin hasta la fome California Gurls, no me lo creería. Pero si me dijeran que es un juglar medieval que compone sus canciones oculto por una capa, a la luz de las velas en el rincón de una taberna, si que me lo creo. Porque este es un disco que viene impregnado por la fama de su autor, un tipo joven (34), enigmático y huraño, que ante el éxito de su anterior trabajo “Catacombs” (2009) se retiró (aún más) del ojo público hasta la publicación de su presente LP. Trabajo sobre el que se extendió en Stereogum.com a través de una entrevista que un periodista de ese medio le envió por carta, cuyas respuestas hizo llegar a aquél portal de música de la misma manera.
Un disco oscuro para tiempos oscuros
En C & F conocimos a Cass y a su quinto disco gracias a la canción County Line que particularmente me
hechizó. Luego de reproducirla muchas veces seguidas, comencé a investigar:
WIT’S END es descrito con adjetivos como “difícil”, “deprimente” y “oscuro”, lo
que lo hace un caramelo tentador, pero peligroso como la manzana de
Blancanieves. Aunque advertida de que puede ser un disco no apto para gente
depresiva y de que nada en el resto del álbum sería tan accesible como County
Line, emprendí el viaje... ¿Habrá sido tan así?
Una canción que da el puntapié
inicial a este disco de atmósferas amortiguadas e instrumentación retro es
01.County Line. Cass sabe ser dolorosamente dulce y su voz fluye con sentimiento
junto a los minimalistas acordes y no puedes menos que conmoverte con esta
historia de amor no correspondido. Y es la única que posee video. En 02. The Lonely Doll,
sus teclados desarrollan una sonoridad algo más luminosa y dulce que la de su
predecesora, sin embargo, es bastante repetitiva, larga y termina aburriendo al
no dar señas de algún cambio musical interesante. Una lástima, pues hay tanto
amor en la instrumentación como en la creación de los personajes.
03. Buried Alive es la introducción
a la sección más oscura del disco. Es una balada muy suave con acordes de
órgano que le dan un aura religiosa y a momentos, inquietante. Pero más perturbadoras aún son sus
crudas reflexiones: "If you cut a worm in two the other half will grow back" o "If
I'm alive or dead I don't really care as long as my Soul's intact". En este espacio opresivo, el narrador se
pregunta si es que acaso solo está despertando a algo nuevo. Más oscura que la
anterior es 04. Saturday Song, la palabra clave para esta canción es fúnebre. Hermosamente
fúnebre. La voz de Cass es más grave y uniforme, como si de un monólogo se
tratase. Nuestro narrador evoca a su amada, a la vez que la brisa del exterior
trae a su mente la cada vez más fuerte impresión de que está siendo traicionado
y nada puede hacer. La música nos refuerza esta idea de impotencia al terminar
la canción de forma abrupta.
Y llegamos a este hermoso tema
titulado 05. Memory’s Stain (La mancha/marca de la memoria). Lo abre un
teclado que le imprime tristeza y a la vez, vida al tema. Un McCombs menos contenido, incluso vulnerable
canta frases del tipo “Mírame ahora, no estoy mejor” que dedica como un mantra
a alguien que ya no lo ama o que quizás nunca lo hizo, pero que (también) quedó
marcado por esa relación. Cass concluye los coros y la canción con una frase
fatal: “un ternero es fácil de marcar” y tiene razón, porque hay recuerdos que mantienen
su hechizo sobre nosotros para siempre. Al final, la canción se extiende
agonizante entre un teclado e instrumentos de viento, que invitan al oyente a reflexionar.
Sublime y lejos, una de mis canciones favoritas del año.
"In my twenty-seventh year/ I set out to confront my fears/
And found the role of a lifetime/ You see, two plus seven is nine/
And the ninth card in the Tarot/ Is that Hermit I came to know/
In London I did deprave/ As if beyond the grave/ From my Hermit's Cave"
Más juglaresca es 06. Hermit’s
Cave, cuya letra se inspira en temas como Numerología y figuras del Tarot,
evocando referencias contemporáneas como el Club de los 27 (No puedo evitar
pensar en Amy Winehouse con la primera estrofa). Comienza con énfasis en las
percusiones, hasta que la simulación de un golpe le da un giro musical
sorprendente y oscuro, quitándole monotonía y recordándonos que este es el
mismo disco de 04. Saturday Song. Como su nombre lo dice, 07. Pleasant Shadow Song es
sombría de una forma más amable. Habla del deseo anhelante de llegar a “un
lugar que el tiempo no puede borrar, lleno de belleza y gracia”. Y te imaginas
al intérprete como una especie de caballero medieval, viajando hacia su querida
Beulah (Sión en hebreo), o lo visualizas como una persona que quiere ser digna
de alcanzar la iluminación espiritual. Serena y hermosa balada de cuerdas y
teclado.
"I've grown impatient/ For Beulah"
En 08. A Knock Upon the Door, Cass
suena como si fuera una especie de chamán, atropellado e ininteligible, lo que
se une a la instrumentación barroca del tema. Percusiones, cuerdas, instrumentos
de viento (hasta una armónica) se entrelazan a lo largo de esta historia sobre
la musa (la verdadera inspiración) que es traicionada por el autor, que ignora
su llamada a la puerta (de ahí los dos golpecitos). Canción perfecta si durara
la mitad, sigue siendo una delicia y la canción más adecuada para cerrar este breve, pero
profundo disco.
McCombs construye un universo
amortiguado, lleno de citas y formado por canciones que parecen estar siendo
tocadas en un pequeño ático bellamente decorado y siendo escuchadas tras una
especie de pared. Imagino que lo protegen del exterior pesadas cortinas que
absorben la luz y el sonido. Pero en este reducido espacio, un rayo de luz
corta el aire y las pequeñas partículas de polvo resplandecen como el oro,
metáfora de la belleza suspendida en el tiempo que posee este disco, tan
decadente como revelador.
Cass, tírate un
video
Este rayo de luz correspondería
en el disco a la rica instrumentación, la estructura cambiante de sus canciones
y la calidad interpretativa de Cass. Virtudes que permiten al artista desarrollar
temáticas oscuras sin oprimir demasiado. El disco es una reflexión de primera
fuente acerca de la soledad humana, ya sea por desamor, auto-exilio, enfermedad
y/o opresión. WIT'S END indaga en esas emociones y sentimientos que todos
padecemos en algún momento, pero encuentra valor en ellos y exalta su belleza.
WIT’S END podría haber sido un fuerte candidato al disco del año, si no fuera porque en pos de contar historias, bellas canciones se
extienden demasiado (específicamente 2, 4,y 8), agotando sus recursos hasta aburrir
y desvalorizarse. Esto le quita aire a los mejores temas (específicamente 1, 3,
5, 6 y 7) y poder al conjunto, haciendo pesado escuchar el álbum de corrido.
Creo que, en parte, a esto se refiere la etiqueta de “disco difícil”. Pero ¿que
hace un juglar sino viajar por el mundo y contar historias?. A pesar de lo anterior, Cass McCombs
creó un trabajo que está entre mis favoritos de este año. Veamos si con el
inminente Humor Risk mejora la marca. C
Apreciación: 87,5/100
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