lunes, 26 de julio de 2010

Durarara. Parte II: Desarrollo


La trama se desarrolla a través de pequeños arcos que se centran en pocos personajes a la vez que van introduciendo a los nuevos y completando las piezas del puzzle. Una ciudad, historia y personajes de los que en un inicio, sólo podemos conocer fragmentos. Esta premisa es la base de la primera parte. Ese sentimiento tan contemporáneo de desorientación, aislamiento, y la repetición de sucesos desde las distintas perspectivas, es lo que deja un sabor demasiado agradable al ver DRRR.


Eso es traspasar a animación y trama lo que se siente habitar una ciudad cualquiera, el año 2010. Siempre he pensado que una buena serie, es también un buen retrato de su época. Además Ikebukuro realmente parece tomar vida.


(Me encanta ese recurso de colorear la ciudad,
 dejando a la masa desconocida en gris).

Debo precisar que la trama se desarrolla en una ciudad híper conectada: sus habitantes chatean intensamente desde sus computadores personales o celulares en plena calle y un chat room es también parte de la historia.



En esta serie la exacerbación de la tecnología, las relaciones humanas y la percepción de lo mágico, conviven perfectamente.



Lo anterior se une a algo que pasa súper piola, pero trasciende a toda la serie: la distorsión del concepto Amor. Los ejemplos van desde la pareja pegada con “Gotita”, literalmente (Harima Mika y Seiji), el amor malentendido y enfermo de Saika hacia la humanidad, Los sentimientos de la científica por su hermano Seiji, el acoso sexual del profesor a su alumna adolescente Anri, el amor que muestra su peor cara en los momentos de crisis, en fin, podría seguir y seguir. Todos estos matices presentan el lado insano y dependiente en las relaciones amorosas/sexuales y nos muestra al amor posesivo como el origen de la mayoría de los conflictos que ocurren en Ikebukuro.




Ambas observaciones me permiten concluir que DRRR es una reflexión, en general, sobre los vínculos, entre personas y entre acontecimientos. Nos muestra como una visión parcial, errónea o torcida de éstos puede ir generando un caos que trasciende el plano íntimo.

Lo más novedoso para mí en cuanto a este tema (y desconcertante para los habitantes de Ikebukuro) es el grupo de extraños cuyo vínculo sólo es pertenecer a los Dollars, sin motivos y “sin colores”, cuyo jefe les da libre albedrío y de cómo así surgen entre ellos propuestas para hacer el bien anónimamente, lo que les da un poder que a ellos mismos los sorprende. En este sentido, es súper ilustrativo el episodio 22, mi favorito en lo que respecta al arco final: S: Como un montón de Dollars anónimos se coordinan y ayudan a Anri a escapar de la tropa de Horada. Un capítulo dinámico, entretenido, y con un final shockeante: Horada disparándole por la espalda al más fuerte de Ikebukuro y culpando de ello a Kida.


Finalmente, puedo hacer una analogía entre el chat room y el desarrollo de la historia. Primero parecen intervenir en él desconocidos, lo que le da mucho realismo e incertidumbre ("dicen que pasó esto, se cree que era una pelea de pandillas, parece que eran más de 500"). Pero a medida que se avanza, se van reconociendo los alter egos de los protagonistas (Saika, Setton, Kanra) y finalmente sus conversaciones ya no son una ambientación sino parte de la acción. Se esclarecen los vínculos, lo que inevitablemente vuelve la trama más lineal y tradicional.

Saika, SettonKanra

Continuará!!!
Todas las imágenes son gentileza de http://ensuing.livejournal.com/

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