Ya faltan sólo dos meses para el regreso de la gran mayoría de las series gringas que sigo (Fringe, Big Bang Theory, House, Glee, V, Dexter) así que en este tiempo he recurrido a dos series del cable gringo, de esas con bien poca censura, que nos vienen a mostrar los extremos a los que aún puede llegar la televisión chilena. (Artículo totalmente libre de spoilers!)
True Blood
Uno de los creativos consejos de True Blood |
Es actualmente la serie más exitosa de HBO y un fenómeno comparable sólo a Sex and the City o The Sopranos. Sólo un 10% de los gringos pagan por tener HBO en USA (hay que ser muy agradecidos de que los planes de cable de acá sean tan generosos de darnos este canal) y aún así True Blood ha llegado a tener 5 millones de espectadores. Pero que tiene de especial esta serie de vampiros? Partamos con que el romance humano- vampiro, principal motor de la serie, es harto menos plástico y anémico que el de Crepúsculo, nuestro referente contemporáneo más cercano y con el que comparte la literatura como punto de partida. Sookie Stackhouse, telépata y camarera en Bon Temps (pueblo chico, infierno grande en el estado de Louisiana), se siente irresistiblemente atraída por el recién llegado Bill Compton, un centenario vampiro que vuelve a revivir el pasado a su pueblo natal, y de ahí en adelante, la vida de Bon Temps se verá inevitablemente rodeada por lo sobrenatural, amenazas mitológicas imposibles, asesinos en serie y hasta hombres lobos. Esto puede sonar a la típica historia de romance cursi pero nada más lejos de la realidad.
Bill y Sookieeee |
La plataforma HBO es llevada al extremo con violencia excesiva, sexo innecesario (en la mayoría de los casos), situaciones al borde del absurdo con harto humor negro y una amplia gama de criaturas mitológicas incluyendo dioses griegos. Se nota la mano de Alan Ball (creador de otro éxito HBO, Six Feet Under) quien, a lo largo de las tres temporadas que lleva la serie, ha ido combinando hábilmente los elementos anteriores y convirtiéndose en un imperdible de la generalmente pobre temporada de verano gringa. En Chile lo más cercano que hemos visto a True Blood es la fallida Conde Vrolok, que harta inspiración tuvo en los excesos de los vampiros de Bon Temps pero sin los adictivos resultados del cóctel original (no teman, acá en ningún momento hay guaguas vampiros, la “gran” idea de Vrolok y ningún vampiro resistente a la luz del sol). Ojo con la actual tercera temporada que va por el capítulo 6 (de 12 totales) y que acá se puede ver los domingos a las 10 por HBO con sólo una semana de desfase. Les dejó el adelanto de los capítulos que quedan y que prometen ser imperdibles.
Spartacus: Blood and Sand
Harto esteroide y testerona le trae Spartacus |
Promocionada hasta el cansancio como “la serie que no deberías ver”, se estreno el domingo pasado a través de Movie City, Spartacus: Blood and Sand, la primera y exitosa serie del canal de pago gringo Starz y que recurre a los mismos ingredientes usados por True Blood pero hasta extremos aún más sórdidos. En serio, si True Blood te parece musho, ni pienses en ver Spartacus porque es lejos más extrema. Es como una versión hardcore de 300, esa película con estilo de novela gráfica gringa con harto soldado consumidor de esteroides, con sangre saltando “artísticamente” hacia la cámara junto a escenas de combate aptas para personas a las que les guste la saga de películas Saw. No sólo eso, la decadencia moral del imperio se puede ver en gloria y majestad tal que una novela nocturna de TVN parecería tímida al lado de los continuos desnudos y escenas de sexo acompañados de música épica. Para los que sean capaces de soportar y/o disfrutar todo esto, se encontrarán con una serie que va de menos a más.
Xena, versión imperio romano |
Con el correr de los capítulos nos hace participes de la odisea de Spartacus, un hombre que lo pierde todo y debe luchar en el coliseo romano para recuperarlo, todo bajo las constantes y entretenidas intrigas de palacio. Los actores no son los mejores del mundo, pero hay que destacar la participación de Lucy Lawless (la recordada Xena, La princesa guerrera) en uno de los papeles protagónicos. Los efectos especiales hacen bien su pega y aunque no falta la escena donde los efectos computacionales se ven medio chantas, en general se esfuerzan por parecer espectaculares y eso se agradece. Habrá que esperar por más temporadas para ver si la fórmula es capaz de mantenerse en el tiempo, pero tal como nos ha enseñado True Blood, todo es cuestión de conservar la frescura y ritmo de los guiones. La primera temporada tiene 13 capítulos, de esos bien largos de 50-55 minutos, perfectos para pasar el rato. Ahí les dejo la promo original de la serie a ver si alguien engancha.
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